La poesía es lo permanente, la belleza de la cadencia escrita o el corazón de la imagen trazada con estrofas. La permanencia es el eterno retorno del ser a la esencia misma del verbo en su metáfora expandida por el espacio de sus letras. La poesía como instrumento universal y patrimonio de la comunión con la existencia y la creación.
Lo que transmuta es el espacio, la carne y la tinta derramada en este lugar. Las concepciones, la palabra, los nombres, las edades… un yo poético que se reencarna en otra gente, en aquel quien lo lee, pues aquí, la miscelánea de versos se halla en una dimensión sin tiempo: esa donde moras tú también, Per//mutante.