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Inocencia ante las estrellas

¿Ser adulto o ser niño?  Criatura vs Creador                                                                                De Azucena Martínez Gutiérrez

Sentado solo en la colina contempla la puesta del sol; su cabeza en las nubes, el hombre de las mil voces habla perfectamente alto, pero nadie lo oye”.

Los Beatles (1967). El tonto de la colina.

 

 “Sentado en su tierra de ninguna parte, haciendo todos esos planes en ninguna parte, no tiene un punto de vista, no sabe a dónde va, ¿no es un poco como tú y como yo?”.  

Los Beatles (1965). Nowhere Man.

Algunos seres humanos meditan, reflexionan. Se preguntan por qué brillan las estrellas si ya han muerto, y por qué las luciérnagas responden a su brillo, por qué el mundo les parece bello o cruel.

     Desde tiempos muy remotos al sol, a la luna, a la tierra misma, el humano les ha dado identidad y nombres de dioses, desde Egipto y Grecia hasta el México Antiguo.

     Las religiones más populares como el islam, el cristianismo y algunas del lejano oriente, como el budismo, taoísmo y confucianismo, crearon y nombraron a su dios único y/o a sus profetas, ignorando y despreciando a cualquier otro dios que no fuera el de la propia religión.

     Pero en 1882 en su aforismo o parágrafo 125, la Gaya Ciencia (la Ciencia Joven) por medio de su personaje “El loco”, Nietzsche proclama la muerte de Dios como invento o creación del ser humano, Dios que simboliza sus límites y sus temores, a veces hasta sus anhelos.

     Con ello representa en la filosofía a la Revolución Francesa, al Siglo de las Luces, a la Revolución Industrial, que erróneamente con la Ciencia intentaron –y en muchas personas lograron– sustituir la idea de Dios, como lo había propuesto el marxismo-comunismo, también erróneamente, con el Dios-Padre-Estado.

     El humano de finales del siglo XX y principios del XXI quedó  en las garras del capitalismo, que con la razón Instrumental –el pragmatismo de la ciencia y tecnología llevada a la ansiedad del consumismo– de la que hablaron los filósofos de Frankfurt, continuó ofreciendo a la existencia de los seres humanos ya no a un dios que lo recompensara en el más allá, ni a la “ciencia exacta”, que no deja de apoyarse en pleno siglo XXI en el esoterismo como la medicina y terapias alternativas, ni a un estado comunista totalitario, sino ahora en un mundo cuyas reglas económicas de subsistencia llevadas a límites de supervivencia, produciendo angustia y depresión en muchos seres humanos, nos gritan cada día: «Tengo, luego existo»: renta, canasta básica, mantenimiento de la casa propia, automóvil, gasolina, transporte, útiles y colegiaturas, ropa, moda, pago de internet, celulares y aplicaciones, diversiones y entretenimientos.

     Azucena Martínez Gutiérrez, Flama Azul, en la barca de Ediciones Zigurat que tripula Nubia Montes de Oca, navega en la mar de la filosofía para, en la brevedad de su pequeño y profundo libro ¿Ser adulto o ser niño? Criatura Vs creador (en los interiores encontramos sensibles ilustraciones de la autora que decoran la edición), ofrecernos un amplio panorama de la angustia histórica del ser humano ante la soledad cósmica de su existencia y sus creaciones para sentirse creado, acompañado, apoyado.

     Las raíces de este libro se remontan un par de años a un Seminario Permanente de Historia de las Ideas que cristalizó en la Universidad Autónoma de Zacatecas, ante el peligro inminente de que la Filosofía (Lógica, Ética), la materia que invita al humano a reflexionar y meditar, fuera expulsada de las aulas del bachillerato, y Azucena cargó en su espalda femenina la responsabilidad de llevar la filosofía a donde el ser humano pudiera escucharla, leerla, sufrirla y gozarla, sentirla; y con ello meditar y reflexionar, percibir la existencia: a la calle, a los cafés, a los lectores que gustan de ella; a donde vive el humano.

     Azucena Martínez Gutiérrez, además de explayarse y presentarnos con pulcritud de lenguaje el problema existencial del ser humano, Criatura que se ve obligada por un nuevo Creador o tutor, a agachar la cabeza con un cencerro al cuello en aras de una “felicidad” obtenida al vender su tiempo, para conseguir una satisfacción falsa que fue planeada por el reaganismo desde el asesinato de John Lennon por un agente de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A. en inglés) : crear un público de consumo mundial de mente adolescente, entre 12 y 14 años que, sin importar su edad, consuma música, películas, series y nanotecnología con redes sociales como TikTok, prefabricadas para dicho entretenimiento teennager.

     Pero en su muy recomendable libro ¿Ser adulto o ser niño? Criatura Vs Creador, Azucena nos brinda una propuesta para que el históricamente débil ser humano, incluida la cruelmente llamada “generación de cristal”, consiga sacar la fortaleza existencial que lleva dentro y logre vivir sin miedo ante el cosmos y sus estrellas: «Transmutar los valores morales que hoy resultan insuficientes, construir una moral diferente a partir del sí a la vida y al crecimiento constante de la voluntad de poder en los seres humanos que le dé sentido a la existencia… con el ser humano libre de culpas y miedos. Generar las condiciones a partir de la voluntad de poder y la emancipación de la razón y la ciencia instrumental para crear otro mundo posible que dignifique la vida de los seres humanos. Mirar al mundo a través de la mirada fresca de la inocencia».

     Las personas comunes podremos llevar este libro y la filosofía en el bolso, en los apretujones del metro o en el auto en el insoportable tráfico, en el mercado, al mirar al micro y macrocosmos por medio del microscopio o telescopio, al ir al médico, al escuchar el canto de grillos, cigarras y nuestras canciones favoritas, al sentir el sol y la lluvia, al mirar a las luciérnagas y las estrellas… Sonreír.

Edgar Escobedo Quijano es miembro de la Enciclopedia de la Literatura en México, Secretaría de Cultura, www.elem.mx. Sus libros han sido recomendados en periódicos y revistas de Europa (Le Monde en París, «La cultura nel Mondo» en Roma y Pliego de murmurios en Barcelona), y en México por críticos como Federico Patán, Paco Ignacio Taibo, Ignacio Trejo Fuentes, entre otros. Su obra se ha vendido en la Librería Shakespeare de París y en el Museo/Casa de Franz Kafka en Praga. Es autor del cuento más corto, de tan solo tres palabras, de los libros de viajes La Eurodisea del Jaguar Rojo y La nueva Eurodisea del Jaguar Rojo, de novelas, cuentos, narrativa infantil, ensayos y poemas en más de veinte libros publicados en diversas editoriales. Algunos de sus libros han sido ilustrados por José Luis Cuevas. Su más reciente libro, El hoyo negro de la extraterrestre (2024), reúne sus cuentos de Ciencia Ficción.

 

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