Entorno a De Miami a mí misma
La memoria es fragmentaria, quebradiza, y quien recuerda, reconstruye, fabula, narra sus recuerdos; entonces hablamos de literatura, porque detrás de la narración oral o escrita siempre hay un acto creador.
Este libro de María Teresa Pérez Cruz aborda, precisamente desde la recuperación de la memoria, es decir, de lo vivido, la creación de una identidad, la de la propia Tere.
Para ello acude al relato autobiográfico, la epístola y el sueño, aprovechando los recursos de la crónica y el cuento. A lo largo de los cinco textos que componen este libro, Tere elabora una reflexión sobre el dolor y el perdón, y lo hace sin solemnidad, lejos de la autocompasión.
Eso demuestra, cuando menos para mí, que Tere es una fiera narradora, capaz de sumergirse en su propia herida, en el río de la memoria, no para extraer algún tesoro, una doctrina o una filosofía, sino para constatar que, simple y llanamente, ha vivido.
De Miami a mí misma es un libro elaborado con el cuerpo. Es el cuerpo de una mujer expuesto al escarnio de familiares, amigos y colegas de oficina. Es doloroso, es incómodo, es un libro que no da tregua, y por eso exige una lectura vertiginosa; pero también una reflexión pausada, para poner en perspectiva los momentos que son parte de la vida de María Teresa, y que han dejado cicatrices.
Estas cicatrices se hacen visibles en el relato que Tere elabora para sus lectores. Hablamos de las marcas que han dejado el machismo, la depresión clínica, el cáncer y las múltiples operaciones a las que Tere se ha visto sometida, no por vanidad, sino para poder salir de casa, por su propio pie, a conocer el mundo.
El cuerpo no es un mero recipiente en el que un intelecto transita el vasto océano de la experiencia sensorial. Si fuera así, no importaría nuestra apariencia. Sin embargo, como bien señala Tere:
Me sorprende y espanta la importancia que la apariencia física desempeña en el trato, en el prodigar afecto, en el logro de objetivos laborales y sociales. La gente, al parecer, te admira por haber tenido el valor de abandonar el mundo de las tallas extra, plus o ultra. Sin embargo, no todos aprueban la decisión que tomé, incluso algunos parientes consideran que “no es ningún mérito bajar de peso mediante una cirugía”, lo consideran antinatural y peligroso. No logro entenderlos (dice Tere), pues siempre me criticaron por gorda y ahora que bajé de peso también me critican. No importa. La ganancia ha sido enorme pese a todos los contratiempos que he vivido.
Experiencias amargas, momentos dichosos, reflexiones no exentas del desparpajo que caracterizan a Tere, son parte del itinerario de este viaje, trasladado al papel, y que bien pueden leerse, como señala Jorge Arturo Borja, como una novela de crecimiento: la historia de una niña de Ciudad Nezahualcóyotl que lucha por ser ella misma, contra todo pronóstico, pues tiene en contra su condición de clase, su género, y su sobrepeso.
De Miami a mí misma viene a inscribirse en una tradición literaria que se remonta, en sus albores, al siglo XIX en México. Libros de viaje, crónicas, viñetas, episodios históricos en donde la construcción de un yo se vuelve el núcleo de la narración. Por mencionar sólo algunas obras del siglo pasado, traigo a colación el Ulises, de José Vasconcelos, Fiera infancia, de Ricardo Garibay, y Juntando mis pasos, de Elías Nandino. Ejemplos de cómo el yo y la ciudad, yo y la historia, yo y la familia, yo y la sexualidad disidente, traban un combate y finalmente hacen las paces.
Más para acá, autores como Julian Herbert, J. M. Servín, Guillermo Fadanelli y Carlos Velázquez mantienen viva esta tradición, a la que Tere viene a sumar esfuerzos con esta búsqueda de ella misma, lejos de la parafernalia del culto al individualismo o el catálogo de vanidades.
Resulta difícil, y hasta es engañoso, trazar una línea que divida la ficción de la no-ficción. Toda vida, por precaria que parezca, guarda en sí misma un misterio. La búsqueda a través de la palabra escrita no garantiza que logremos encontrar el fundamento de nuestra existencia. En la mayoría de los casos, es imposible. No obstante, lo que María Teresa ha logrado con este libro es aportar más de un episodio en donde una persona emerge del papel, y nos permite acariciar su dolor. En el que acaso, más de uno de nosotros, nos vemos reflejados.
*Gonzalo Trinidad Valtierra. Narrador y biógrafo. Se formó en el taller de Eusebio Ruvalcaba durante varios años. Obtuvo la beca de la Fundación para la Letras Mexicanas. Ha publicado varios libros de cuento, crónicas, ensayos y algunos poemas en medios impresos y digitales. Actualmente es uno de los editores de CanCerbero, junto a Luis Aguilar y Enrique I. Castillo.