Tal vez un día llegaré a casa a rastras,
abatida, derrotada, pero no mientras mi corazón
pueda crear relatos y mi dolor, belleza.
Silvia Plath
Últimamente me han estado preguntando mucho mis amigos y amigas sobre quién podría impartirles un taller de autobiografía. Dentro de la simulación y sensación de acompañamiento que da el espacio cibernético hay muchas grietas, mucha necesidad de en verdad decir, de en verdad ser escuchados e incluso de darnos la oportunidad de escuchar a los otros, siempre con la urgencia de realmente saber que no estamos solos en este recochino mundo, siempre con la necesidad, digamos, ¡siempre con esta necesidad!
Soy un lector asiduo de biografías, pues hay un impacto especial en las historias de vida, sin embargo, cuando se trata de autobiografías el impacto resulta a veces perturbador, y si se trata de la autobiografía de un amigo, de una amiga, ¡de Tere!, a veces, con sus momentos de gozo, se puede trasmutar en una sensación de angustia por ese otro que terminamos reconociendo. Tere para mí es una amiga, pero después de leerle, que, ha sido en realidad conocerle, Tere se hace otra: somos otros cuando en realidad nos permitimos ser reconocidos, cuando nos mostramos reconocibles ante los demás. Continúa siendo mi amiga, pero como que ahora la quiero más.
La penitencia con la que inicia esta historia de vida es precisamente perturbadora. Una sentencia, un conjuro, ¿una maldición? “En el nombre llevas la penitencia”. Y luego para que amarre con la T de la cruz, con la T de Teresa de Jesús. ¡Vaya inicio de vida! Yo te bautizo para que sufras por el resto de tus días, o por lo menos por unos buenos años, o unos buenos/malos amores, o unas buenas operaciones. O por decir lo menos, nacer para ocupar el lugar del que está muerto. Esa es una dura responsabilidad.
Casi al inicio de la biografía de Tere, comienza las referencias caóticas. Me recordó a Salvador Dalí, a quien le dieron el nombre de su hermano muerto, el que murió precisamente por una infección estomacal como la hermana de Tere. A Dalí lo llevaban a ver una tumba que se firmaba con su nombre. “Al morir ella y nacer yo”, dice Tere y ni siquiera logré ver si ella misma se había dado cuenta de todo el simbolismo que tal afirmación refiere. Podrían preguntárselo, yo no quiero hacerlo. Pasó, decía, en mi colonia, que por pura casualidad es la misma colonia donde vivió, donde vive Tere: la Colonia Estado de México en ciudad Neza.
Conocí entonces a la Tere enfermiza, a la Tere que se quemó, a la Tere glotona, a la Tere momentáneamente raquítica. A la Tere que por competitiva cayó en el hoyo y se fracturó la muñeca por andar montando bicicleta. A la Tere que primero perdió a su padre, pero que para su desgracia regresó, y hay que leer la biografía para saber por qué puede ser una desgracia que el padre regrese a casa. A la Tere que comió y comió y entonces a la Tere que sufrió y sufrió.
¡Vaya apuesta esto de escribir autobiografía! De qué hay que deshacerse o de qué hay que hacerse para agarrarse de la vida y decir lo que se tiene que decir. Te dejo la pregunta Tere. Creo que yo aún no podría escribir mi biografía, les dejo la pregunta a los presentes.
Creo que a todos de alguna manera nos han marcado algunas sentencias, algunos nos derrumbamos otros quizá logren sobrevivir a lo salvaje que suena la vida: “las viejas no tenían que estudiar para casarse, sólo hace falta saber cocinar y ser buena en la cama, y que no tenía con qué pagar mis caprichos”. Una sentencia más del padre. Y pienso en todo el camino que la fuerza femenina ha tenido que recorrer para que las niñas de ahora no lo sufran, sino que puedan visualizarlo como una necesidad natural de desarrollo. Me encantó lo siguiente al respecto: “Como no estaba dispuesta a someterme a nadie para estudiar, me empleé en todo lo que pude para pagar la escuela y dar el gasto que mi padre me impuso si quería seguir viviendo en su casa… Trabajé de nana, de sirvienta, de obrera, de planchadora, lavandera, alfabetizadora del INEA, vendedora de gelatinas (aquí me recordó a alguien) y de cuánto producto se me atravesaba en el camino, por ejemplo, de Avon o de Tupperware para el hogar”. Y luego las pinches sentencias de los hombres ante la necesidad de llegar a casa luego de un mal día que también vale la pena leer con detenimiento: “Cuando le hablé por teléfono para pedirle el favor, argumentó que tenía cosas más importantes que hacer y que yo no había nacido en coche; así que si era tan autosuficiente, me las arreglara sola”. Una persona que se subleva, subleva a mil, o por lo menos, a quien se ama, y en este sentido la fuerza de Tere fue y sigue siendo la fuerza de otras mujeres. He ahí quizá el motivo para escribir autobiografías, porque si las autobiografías no son una suerte de espejo entonces me preguntaré una y otra vez qué son.
Tere quiero decirte que me enojé mucho con la lectura de tu autobiografía, me hice lo que tenemos que hacernos, sin importar la experiencia lectora y el academicismo; solo eso, un lector, que cada recriminación que te hicieron personas tan cercanas como lo que sucedió con tu hermana Pili (lean el libro para saber qué sucedió), me hicieron reaccionar, que los actos de valentía en tu biografía sobran y lo llenan a uno de orgullo.
Conocí entonces a la Tere que sufrió violencia en el trabajo, pero que a pesar de ello se hizo jefa de 80 empleados en un espacio, donde por cierto compartimos, conocí a la Tere que tenía que soportar las burlas de los otros, a la Tere que tuvo que luchar con dolorosas menstruaciones, la Tere a la que una sentencia noqueó: cáncer; la Tere que una vez más tuvo que soportar para sí misma la idea de que el sobrepeso era el meollo de tantos problemas, a la Tere que se ha forjado una historia de sobrevivencia, a la Tere que perdió a su madre, a la Tere abierta con todo lo que esta palabra connota.
Lean el libro, de verdad. Está lleno de todo tipo de emociones, cito: “Mi padre nunca se acercó para abrazarme o consolarme, lo cual agradecí enormemente porque no lo hubiera soportado viniendo de él”. También la filosofía de vida se hace presente: “El enfermo deprimido vive en medio de la tristeza y la incomprensión, aunque esté rodeado de gente que lo quiera bien”.
Para todos, aunque sea para su hermana: “Mi hermana Elena tampoco perdona que me haya ido a Miami a probar suerte y a seguir mi camino, pero, con el tiempo y un ganchito, reconocerá, quizá, que ya no soy Teresa Obesa, como me nombraba, y que mis pies tienen mucho que andar antes de permitir que un sofá me sepulte”.
Dos citas:
“Enseguida nos encaminamos a la playa de Hollywood y pasamos ahí el resto del día. Yo no nadé, me limite a tumbarme en la arena y contemplar el mar al que siempre he considerado como la metáfora de la vida, el mar como la vida es una fuerza imposible de vencer pero no de navegar. Cuando uno se enfrenta a las olas y se entrega a ellas, su fuerza te lleva y deposita donde quieres ir. Por eso, cada que puedo regreso al puerto para regenerar el alma con la energía de las olas y el sonido del mar”.
“Pronto sentí la misma soledad que experimenté en Miami; aunque estaba con la familia ya no encajaba en el rompecabezas de sus vidas; era una pieza suelta que tendría que encontrar su propio espacio. Nadie era culpable, yo había decidido mi suerte y ahora lo importante era adecuarme a la nueva circunstancia y cumplir con los propósitos que tenía en mente”.
Como en las cartas, posdata: deben llegar al final, no se pierdan el sueño del perro monolítico, no se pierdan lo que yo pensé que era un diario, no se pierdan la carta a los Reyes Magos. Escribir autobiografías es explorar el otro yo, que tiene necesidad de decir.
* Omar Mireles Penilla (Cd. Nezahualcóyotl, 1974). Escritor, guionista, profesor, asesor de tesis, conferencista y promotor de lectura. Estudió en la UNAM la carrera Ciencias de la Comunicación, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales donde actualmente imparte cursos y en la UAM Azcapotzalco el posgrado en Literatura Hispanoamericana. Ha publicado los libros de cuentos: Se suplica a la muerte y Canción para una niña muerta; de poesía: Ma, muñeca; y de ensayo: Meditaciones ante la práctica docente, De la oración al epitafio y El arte de promover la lectura. Es autor de los libros de Literatura I y Literatura II que actualmente se utilizan en las preparatorias de la Universidad Tecnológica de México y autor de los libros Literatura Mexicana y Literatura Mundial para la red de colegios Semper Altius y la Universidad Anáhuac. Como docente ha impartido clases de Lectura y Redacción, Literatura, Metodología de la Investigación y Ciencias de la Comunicación tanto en preparatoria como en licenciatura. Es, además, responsable del Fondo Personal Alí Chumacero de la Biblioteca de México.
Un relato emocionante y auténtico que nos muestra la fuerza y resiliencia de una mujer excepcional, me encanto la historia de superación y crecimiento personal sobre Teresa.
La historia de Teresa es un echo conmovedor,para sobreponerse a los desafíos y encontrar la felicidad.
Es un relato unico que nadie mas replica la superación de Teresa esa historia es fantastica por que supero obstáculos que se le ponen enfrente de la vida
Me gusto mucho, el libro nos da mucho de que hablar y me da mucha intriga poder leerlo y platicar con la autora y cuál fue el motivo para escribir este hermoso libro
Me gusto mucho, el libro nos da mucho de que hablar, me causa mucha intriga poder leerlo y poder platicar con la autora, cuál fue el motivo para escribir este hermoso libro
Me gusto mucho, el libro nos da mucho de que hablar,pues el ardo camino recorrido es muy intenso e inquietante y también único
Que gran libro está muy bien logrado y muy interesante de echo me encantó que el arduo camino recorrido por las mujeres como Tere para superar las barreras y limitaciones impuestas por la sociedad, y cómo esa fuerza personal se convierte en inspiración para otras.
muy bueno el libro me encantó es emocionante y auténtico literal mente me encanto
Me impresiona la gran historia de Tere.
Tras lo que nos relata en la lectura, sin duda, nos pone a pensar que en la vida siempre va a haber obstáculos unos más grandes que otros, pero sin duda, todos podemos con nuestros obstáculos que se nos atraviesan en nuestra vida poniéndole un gran esfuerzo y una dedicación sumamente especial para cada situación. Gracias a ello podemos superarnos, podemos atravesar los obstáculos más difíciles que se nos ponen.
Pero hay obstáculos en nuestra vida, que son más grandes que todo, nos pueden tirar, y a veces no podemos atravesarlos, lo único que nos queda es pensar en ¿qué hicimos mal? o ¿porque la vida, siempre está llena de obstáculos?
Como todo siempre en nuestras vidas, estará el sufrimiento acompañándonos por cada situación que nos pueda ocurrir en nuestra vida, por ejemplo, la historia de Tere, que sin duda es muy conmovedora y muy triste por todo el sufrimiento y por todo lo que tuvo que atravesar a lo largo de los años pero sin duda podemos salir adelante y ganar nuestro lugar como triunfadores de cada obstáculo que nos pone en la vida.
Sin duda, esto es una gran reflexión y un impulso a seguir luchando por lo que queremos y no dejarnos vencer por cada obstáculo. Tenemos que salir adelante como lo hizo nuestra grandiosa Tere, tenemos que cumplir nuestras metas, sin importar lo que atravesamos y recuerden siempre del fracaso. Estará el éxito
que buen ensayo, recapitula el libro de manera en que conforme vas leyendo te vas dando cuenta que aun el mundo sigue con una cruel realidad donde las mujeres siguen menospreciadas y arrinconadas, sin hacerlas valer como seres con una vida por delante, además, creo que hay una referencia a una política, gran trabajo profe. Omar Mireles Penilla